No escribo porque quiera justificarme ni por llamar atenciones, tampoco por buscar un desahogo, sino porque mis dedos son tres pulpos y los golpeo violentamente contra el folio salado de mares huérfanos de acantilados azules para que pierdan de una vez el conocimiento.

lunes, 16 de agosto de 2010

I love my India


- Perdona, llevaba un tiempo queriéndote preguntar algo, el otro día te ví en la estación, cuando vino el tren, me dí la vuelta y ya te habías ido. No entendí nada, ¿Esperabas a alguien?
-Viste a la chica en la estación, pero no viste su sari de novia rojo, ni el henna en sus manos o el mandoor en su frente. Esperaba a mi marido.
Lo que él no sabía es que Laleeta llevaba yendo a la estación durante siete años esperando cada día a que al abrirse aquéllas oxidadas puertas, saliese su marido, con una enorme sonrisa dibujada en los labios para poder lanzarse a sus brazos. Durante siete años había sido testigo de las llegadas de dos mil quinientos cincuenta y cinco paradas, en su vestido de boda, tal y como se encontraba en su partida. Hace siete años,
Suresh había ido a la guerra, y había desaparecido.
Aún no pensaba quitarse el mandoor rojo de la frente indicando su estado matrimonial, no hasta que encontrasen su cuerpo, vivo o fallecido.
-Vaya, lo siento, perdoneme.
- No se preocupe, me encantan las nuevas amistades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario