-¿Camisa blanca o camisa negra?
-Blanca, -respondes- resalta el color de tus mejillas.
Y haces que me sonroje, como cada mañana. Te miro y me devuelves esa mirada, de cómplice, de amigo, de conocedor de todas y cada una de mis peculiaridades. Nos damos un último beso, y finalmente salgo por la puerta de casa.
Vuelvo a casa, atravieso la puerta, y ahí estás. Vienes, me recibes con tu cálida sonrisa y el resplandor de tus ojos.
Y abro los ojos. La luz del día entra a través de las persianas, haciendo que no distinga nada, sólo colores borrosos. Me giro, no hay nadie. Es un sueño, un día más... y vuelvo a cerrar los ojos, e intento volver a dormir.
Soy más feliz que en mis sueños, que en la realidad...
Y abro los ojos. La luz del día entra a través de las persianas, haciendo que no distinga nada, sólo colores borrosos. Me giro, no hay nadie. Es un sueño, un día más... y vuelvo a cerrar los ojos, e intento volver a dormir.
Soy más feliz que en mis sueños, que en la realidad...
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