No escribo porque quiera justificarme ni por llamar atenciones, tampoco por buscar un desahogo, sino porque mis dedos son tres pulpos y los golpeo violentamente contra el folio salado de mares huérfanos de acantilados azules para que pierdan de una vez el conocimiento.

martes, 2 de marzo de 2010

Prácticas interminables de tecnología sobre la mesa, Criying Lightning en los auriculares y pocas ganas de nada en la cabeza. Días interminables en la frontera y un ejército poco preparado. ¿Esa mancha estaba antes en la pared? Aún tengo el hedor a hipocresía en la ropa. No te prostituyas, te estás vendiendo. Y parecías modosita cuando te conocí. ¿Desde cuándo trabajan las monjas en los clubes de alterne? Debo dejar de morderme las uñas. Café vía intravenosa y los pápados abiertos a pulso. Voy a dejar de estudiar por hoy. Mañana hablaremos.
He perdido la cuenta de días y horas.
Por favor, avísame cuando ésto se acabe.

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