No escribo porque quiera justificarme ni por llamar atenciones, tampoco por buscar un desahogo, sino porque mis dedos son tres pulpos y los golpeo violentamente contra el folio salado de mares huérfanos de acantilados azules para que pierdan de una vez el conocimiento.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Sí, yo también te creo...



Que digo que quiero acostarme pronto pero nunca lo hago. Que pongo el despertador a las siete y media y no me levanto hasta las ocho menos diez. Que debo de estudiar unos días antes y no dejarlo para el final. Que cuando cuando digo alguna bobada no dejo de echármelo en cara. Que no me gusta que se enfaden conmigo. Que quiero crecer, pero ser eternamente una niña. Que a veces me cuesta mucho decir lo que siento y algunas otras soy muy capaz de decir lo que no pienso. Que tengo poca paciencia, que en ocasiones veo todo demasiado gris, hacia los tonos más oscuros. Que apenas confío en mi misma, que soy demasiado desconfiada. Que reflejo en los demás lo que no me gusta de mí. Que me bloqueo con facilidad, que lo olvido sin dificultad, aunque en el fondo sea mentira. Que me quiero demasiado poco. Que me muerdo los labios hasta hacerme sangre. Que soy muy ingenua, que soy muy incrédula. Que me río sola y no puedo parar de mis tonterías. Que no soy capaz de dejar de oír ésta canción. Que no creo que hoy sea uno de mis mejores días. Que soy demasiado bocazas, que soy demasiado introvertida. Que prefiero pasar inadvertida. Que lloro con la mayoría de las películas. Que necesito sentirme libre. Que no debo tomar café después de las cinco, porque después no duermo. Que cada mañana me miro al espejo y pongo mi mejor sonrisa. Que uso el chocolate como antidepresivo y a tí como mi droga. Que odio ser el centro de atención pero me gusta existir para la gente de vez en cuando. Que escribo todo lo que pienso, que pienso cualquier bobada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario