No escribo porque quiera justificarme ni por llamar atenciones, tampoco por buscar un desahogo, sino porque mis dedos son tres pulpos y los golpeo violentamente contra el folio salado de mares huérfanos de acantilados azules para que pierdan de una vez el conocimiento.

miércoles, 7 de abril de 2010

Bendita comodidad.




Podría decir que estoy bien, que todo es maravilloso. Que no tengo nada con qué gastar pañuelos y horas pensando. Que el café está en su punto. Podría decir que simplemente estoy disfrutando de cada minuto, de cada segundo. Podría también decir que soy fuerte, y que las cosas no me afectan. Podría decir que lo tengo ya asumido. Que puedo vivir sin oir cómo me llamas por mi apodo y sonreírme ofreciéndome la Coca-cola de las cuatro. Podría decir que sonrío porque sí. Que puedo olvidar cómo me has apoyado toda mi vida, como me has enseñado a seguir hacia delante por mi misma. Podría decir que no me pasa nada, que es sólo temporal. Que no veo tus fotos cincuenta veces al día esperando a que sigas adelante. Podría decir que es lo mejor para tí. Que en realidad no sé que fuiste la persona que estuvo allí cuando nací. Que odiaba cuando me sacabas defectos en todo, que me echases la culpa de que se te bloquease el ordenador. Podría decir que me da igual que pueda que no te vuelva a ver. Que no te agradezco que cuando te llamaba preguntándote qué tal, me respondieses con un "Gracias a tí ya me encuentro mucho mejor" Que no me gustaba recorrer las calles de Bombay hablando de mil y un temas.
Podría decir que mientras escribo esto me mantengo en mis treces y no estoy llorando como un niño al que le quitan un dulce.


Podría, pero no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario