No escribo porque quiera justificarme ni por llamar atenciones, tampoco por buscar un desahogo, sino porque mis dedos son tres pulpos y los golpeo violentamente contra el folio salado de mares huérfanos de acantilados azules para que pierdan de una vez el conocimiento.

sábado, 5 de junio de 2010

Sentimentalmente teatral.


Ya está. No hay más. Se nota que hemos invertido tiempo y de un pequeño grano de arena hemos hecho una bella playa. Y me alegro de que ésta obra nos haya salido tan bien. Es como una depresión postparto. Los esfuerzos están hechos, y hemos hecho a la gente reír, e incluso llorar. Jamás pensé que haría a alguien llorar haciendo teatro. Pero me apeno, me apena el que se haya acabado, el que no tengamos que ir cada tarde y repetirla hasta que nos salga bien. De que nos confundamos siempre en las mismas cosas y nos riamos de nosotros. De las risas, de las reprimendas. Y es maravilloso que la gente te pare y te diga "¡Qué bien lo habéis hecho!", pero hay mucho más detrás. Voy a añorarlo todo, hasta el guión que acabé sabiéndome a base de repetirlo. Que todos los enfados, todos los momentos en los que nos hemos hartado de ello, han valido la pena.
Popurrí de sentimientos.

"Estamos hechos de la materia de nuestros sueños, y nuestra pequeña historia acaba..."
Acaba, gracias por este año, ha sido estupendo. Y gracias a todos los que han venido a vernos haciendo lo que nos gusta, nos lo hemos pasado igual o mejor que vosotros.


No hay comentarios:

Publicar un comentario